En febrero me propuse hacer mi propia versión del Happiness Project (o “proyecto ser feliz”).
Mi objetivo para este mes es tener ENERGÍA y ORDEN. Me mudé a Barcelona y necesito una rutina estable entre la incertidumbre de la transición y de las primeras semanas.
Para lograr más energía y orden, necesito desglosar ese gran objetivo en mini-objetivos (claros y medibles) que pueda hacer cada día. (Mirá los míos acá.)
Ya pasó una semana y estas son algunas de mis anotaciones:
1. Lo que no va bien: Cómo me cuesta hacer ejercicio, dios.
Tengo voluntad para muchas cosas. Pero ante la idea de hacer ejercicio, mi voluntad flaquea. Cumplí con este objetivo solo un día.
Sé que moverme me hace bien, pero me da fiaca. Necesito ayuda externa.
Lo que puedo hacer es cambiar mis circunstancias para que sean más favorables a mi objetivo.
Esta semana estuve en Siena, terminando la mudanza. Circunstancias que no ayudaron porque Siena es minúscula. Para caminar 10 mil pasos, tenés que dar vuelta 3 veces la ciudad. Sumale la lluvia, el frío y no gracias. En Barcelona, las circunstancias son diferentes: la ciudad es grande y puedo caminar como forma de transporte.
Esto aplica a cualquier objetivo: si querés usar menos el celular, por ejemplo, cargalo en otro cuarto/silenciá las notificaciones/escondelo de tu vista.
2. Lo que ayuda: Las “charlas ejecutivas”.
Una vez por semana, nos juntamos con mi hermana Mich para charlar de nuestro progreso (ella hace su propia versión). Las llamamos “charlas ejecutivas” para darle un toque de glamour.
Saber que hay alguien a quien rendirle cuentas ayuda a motivarnos. También sirve para evaluar cómo venimos: qué va bien, qué podemos mejorar y si queremos cambiar algo.
Lo que me lleva a mi siguiente punto:
3. Lo que cambia: Ajustar sobre la marcha.
El plan original no tiene porqué quedarse inmóvil. Con la práctica encarnada, te das cuenta de detalles que antes no y está bueno tener la libertad de modificar.
Durante la primera semana, cambié 2 cosas:
A. Redefiní el objetivo general:
Mi objetivo original de febrero se hizo más claro: no es energía y orden, si no energía sana. Parece un detalle pero me ayuda a ordenarlo en mi cabeza. Si es más específico, es más útil.
B. Agregué una nueva micro-meta:
Con el objetivo general más nítido, me di cuenta de que faltaba algo. Algo que me ayudara a canalizar mi atención dispersa. Algo que me ayudara a priorizar… mmm…
Meditar.
¡Eso!
Así que sumo una nueva micro-meta:
Meditar 7 minutos por día.
Nunca medité antes pero siempre quise probarlo. Es una excusa perfecta para empezar.
4. Lo que me guardo: ideas para después.
Otras ideas también aparecen y me las anoto para usarlas en los próximos meses. Mejor empezar de a poco y no abrumarse.
En mi caso, considero que puedo agregar un ítem porque me ayuda más de lo que me desconcentra. La clave está en conocerte y saber hasta dónde podés (y querés) llegar.
5. Lo que concluyo:
No cumplí ni cerca con todo, como muestra la foto. Pero la mayoría de las veces sí y con eso me basta. Eso es un buen camino.
Que este proyecto no sea otra excusa para latiguearnos si no cumplimos con todo a rajatabla. El progreso se da paso a paso. Y quiero que este progreso sea duradero. Me parece que ir de a poco es la forma correcta de lograrlo.
Estos es lo que pienso en esta primera semana. Me siento muy nerd, muy organizada y muy prolija—y me encanta. Hasta podría decir que soy muy ejecutiva.
¿Y vos? ¿Estás haciendo tu versión del HP? ¿Cómo venís?
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