Ya les conté sobre el poder de una rutina y cómo nos ayuda a hacer cosas ambiciosas. Para muchos, esa estructura viene de afuera, en forma de universidad, colegio, trabajo, horarios fijos…
¿Pero qué pasa cuando no?
¿Cómo empezás una rutina si todos tus días son diferentes?
Para los que no tenemos estructura —porque estamos buscando trabajo o de vacaciones, porque la naturaleza del laburo es dinámica— el hábito más importante que podés generar es el hábito de sentirte bien.
¿A qué me refiero?
A priorizar tener un tiempo y un espacio solo para vos. Conectate con lo que te haga bien, te inspire, te llene de energía y de buen humor.
Tu rutina, en días impredecibles, va a ser ese: el acto fundamental de armarte esa estabilidad. No vas a controlar el flujo de los eventos pero sí tu estado de ánimo y como reaccionás a ellos.
Cuando estás de buen humor e inspirada, te llevás puesta el mundo, ¿o no? Ese es el estado de ánimo al que querés apuntar, porque a partir de ese lugar nacen acciones coherentes con ese nivel de energía. Hagas X, Y o Z, a tal o cual hora, es indiferente: lo vas a hacer desde el entusiasmo.
Cultivá lo que te hace bien porque partir de eso viene todo lo demás.
¿Qué te inspira? ¿Qué te conecta, con vos, con lo que te es importante? Tal vez sea escuchar cierto tipo de música, leer algo hermoso, dar una vuelta, desayunar en casa, tener tiempo a la mañana…
Algunas sugerencias para empezar:
1) Armate un ritual matutino.
Ubicá este hábito a la mañana así arrastrás esa energía de fuego durante el resto del día.
Podés practicar con estas 3 ideas para empezar bien la mañana. Resistí la tentación (y la inercia) de agarrar el celular al abrir los ojos. Si necesitás inspiración, esta es mi forma de aprovechar la mañana.
2) Después (y solo después) hacé una To-Do List.
Anotá lo que querés (y tenés) que hacer el resto del día. Incluí las acciones que por tan nimias no escribirías. Esta es una lista de Johnny Cash:
- no fumar
- besar a June
- no besar a nadie más
- toser
- mear
- comer
- no comer demasiado
- preocuparme
- tocar el piano
Me parece brillante. Supo que aunque pareciera raro, programar cuándo preocuparse era muy útil: le daba un tiempo encasillado, con principio y fin. (Mucho mejor estrategia que arrastrarla de acá para allá, 24/7.)
Lo mismo funciona con las actividades que nos hacen bien: en el caso de Johnny Cash, “tocar el piano” o en el mío, “leer”. Es importante programar lo que nos nutre.
Y después tenemos los pequeños recordatorios: “no besar a nadie más”, “toser”, “mear”. Parecen redundantes pero al articularlas, es más probable que las lleves a cabo. “Relajarme y disfrutar”, “responder whatsapp a X” o “hacer un break” son elementos que aparecen en las mías.
Cuanto más desorientado e impredecible tu horario, más útil y necesaria esta programación.
*
Tener una rutina es estar en piloto automático. La clave es automatizar actividades que nos sirvan, ¿y qué más fructífero que un tiempo para alimentar el alma?
Cuando ya lo tengas como hábito, vas a estar más inspirada, de mejor humor y más energética. Van a seguir pasando cosas impredecibles, sí: algunas complicadas y otras impresionantes y mágicas.
Y vas a saber que, pase lo que pase, vas a estar de humor para navegarlas de la mejor manera posible.
Nota: Gracias Sofi por la idea para el post.
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