Releí la obra maestra que es Just Kids de Patti Smith. El amor que le tengo a esta mujer no tiene límites, pero no es eso lo que quiero decir hoy.
Después de ir a un museo por primera vez, Patti cuenta que, visto de afuera, estaba segura que “parecía la misma de siempre, una chica de doce años” pero secretamente sabía que había sido “transformada, tocada por la revelación que seres humanos crean arte, que ser un artista era ver lo que otros no podían“.
El libro describe los años de amistad entre ella y el fotógrafo Robert Mapplethorpe, a quién conoce a los 19 años después de mudarse a Nueva York. Es el retrato de cómo se convierten ambos en en artistas.
¿Pero qué significa ser artista?
Al describir la infancia de Robert, lo mismo sucede: “Nadie vería lo que él había visto, nadie entendería. Estaba acostumbrado a esta sensación. La había tenido durante toda su vida, pero en el pasado había intentado compensar por ello, como si fuera su culpa”.
Ahí está.
La relación entre el arte y la mirada. Entre arte y punto de vista. Entre arte y modo de ver el mundo:
“Patti, nadie ve como nosotros” le dice Robert dos veces a lo largo del libro. Y es ahí donde está la clave. Porque para un artista eso es lo importante: saber mirar. Proteger esa mirada. Cuidarla, educarla, afinarla y una vez madura, usarla. Dirigirla con atención y foco hacia algo para construir. El arte no es otra cosa que lo que hacía Robert: “filtrar el mundo a través de su propia estética”.
En la de construir un propio mundo.
Mundos hay miles. Formas de vivir hay miles. Formas de ver hay miles.
“Robert confiaba en la ley de la empatía, en la que podía, voluntariamente, transferirse a sí mismo a un objeto u obra de arte y de esta forma influenciar el mundo exterior. No se sentía salvado por el trabajo que hacía. No buscaba la salvación. Él buscaba ver lo que otros no veían, la proyección de su imaginación”.
Construir su propio mundo. Transferir tu mundo interior y plasmarlo en el exterior para enriquecerlo.
¿Cómo se construye?
Con el arte.
Desde chica, Patti se sentía “encerrada bajo la noción de que nacemos en un mundo donde todo está mapeado por los que vinieron antes que nosotros”. ¿Cómo se lo puede alterar? ¿Cómo se pueden mover las reglas rígidas del mundo en el que nacimos? ¿Cómo respiro entre tanta claustrofobia?
Con el arte.
Patti Smith se hizo conocida por su carrera como líder y cantante de una banda, cuya música fusionaba la poesía y el rock and roll.
Robert Mapplethorpe se hizo conocido por su fotografía.
Pero ambos estuvieron años —más de cinco, si no me fallan los cálculos— sumergidos en todo tipo de arte. Esta era su prioridad número uno, incluso por encima de la comida o alojamiento. Dibujaban, armaban collages, pintaban, experimentaban con lo que vestían, escribían poesía, leían, hacían joyas. Años y años llenos de probar y conocer hasta encontrar el canal con el que despegaron sus carreras artísticas.
Dedicaron esos años a entrenar su mirada. En encontrarla —la forma propia y única de ver de cada uno— y , afinarla. Se llenaron de referencias, desde artistas plásticos a poetas a músicos de rock, a intelectuales muertos, vivos, a hombres, mujeres, franceses, fotógrafos…
Por eso, para el momento en el que Robert descubrió su cámara, ya tenía definido el lenguaje visual que quería comunicar. Solo tenía que aprender la tecnología del aparato. Por eso, cuando Patti armó su banda de rock, ya sabía el ritmo que buscaba que complementara sus poemas. Solo tenía que encontrar a músicos que supieran tocar esa armonía.
La base del arte está en esa mirada, que después se trasladara al lenguaje más apropiado. Lenguaje sin mirada no sirve. El lenguaje puede cambiar, pero la mirada no: Patti es cantante pero es poeta y escribe prosa. Saca fotos y a veces actúa y otras es modelo.
El canal cambia, la mirada no.
En la última carta que Patti le dedica a Robert antes de su muerte, escribe: “Aprendí a ver gracias a vos“.
Todo —todo— se sostiene en ese filo: en esa forma de mirar.
Emmanuel Cusnaider says
About Sharon. Me encantó lo que escribiste y cómo lo escribes. Felicidades.
Soy un artista buscador e inquieto que me encontré con este texto que me hizo muy bien.
Gracias. Sos una gran artista.
Emmanuel Cusnaider