Querés agradecer más, porque sabés que es uno de los pilares más importantes para tener una vida extraordinaria.
Pero no encontrás la forma, ni las ganas ni la motivación para hacerlo como un hábito.
Tengo la solución.
Encontré una forma de agradecer que es fácil, rápida y divertida:
Los audios de las gracias:
Cada mañana, grabás un audio agradeciendo y se lo mandás a una amiga. Este ejercicio —que lo inventó Gala Darling— está dividida en 3 partes.
La primera es fácil —dale que ya está grabando!—:
1. Nombrá lo que agradecés.
“Agradezco despertarme temprano, agradezco el café que me estoy por tomar, agradezco que ayer pasó tal cosa…”
La segunda y la tercera se ponen más interesantes… Nombrás las cosas que deseás, pero con el mismo formato de agradecer. Y lo vas a decir como si ya hubieran pasado:
2. Lo que deseás para el día de hoy.
“Agradezco que hoy me mantuve fiel a mí. Agradezco haberme animado a hablar con mi jefe, agradezco que me haya escuchado. Agradezco que me sentí bien, ¡agradezco que me aumentó el sueldo!”
3. Lo que deseás a largo plazo (una semana, un mes, un año, toda una vida).
“Agradezco haber hecho esta experiencia. Agradezco que aunque no haya sido fácil, me enseñó a confiar en mí misma, a seguir mi intuición y a ser independiente. Agradezco que me dio seguridad y agradezco que me abrió las puertas para todas las oportunidades que buscaba y que ni podía imaginar…”
No te olvides de conjugarlo en pasado. Es importante porque es una forma de decirle al cerebro que todo lo que imaginás es posible.
Amo el audio de las gracias por muchísimos motivos:
1. Profundizan mi amistad con Cloé, a pesar de vivir en dos puntos diferentes del planeta.
2. Entrena a mi cerebro a pensar de una forma diferente y positiva. Si te levantás de buen humor, te lo potencia y sos imparable. Si te levantás de mal humor, te saca de ahí y te da la opción de empezar de nuevo con otros ojos.
Donde hay gratitud, no hay lugar para la negatividad. ¡Tremendo!
¿Y qué mejor que compartir esto con una amiga, hermano, ser querido?
3. Porque te pregunta algo muy potente: ¿qué querés?
¿Cuántas veces pensás en lo que querés?
En general vamos por la vida de forma reactiva, reaccionando ante lo que pasa y respondiendo a estímulos.
Al transformar tus deseos en palabras —y conjugados en el pasado— pensás de forma más activa. Te das el espacio para reflexionar sobre tus aspiraciones. ¿Son tuyas o son de otro? ¿Tienen que ver con tu definición del éxito o con el de alguien más?
Decirlos en voz alta tiene, además, un impacto más fuerte que solo pensarlo.
Clo y yo lo hacemos cada mañana desde hace 20 días ¡casi 1 año! Se convirtió en uno de los mejores momentos del día para las dos.
Dio la “casualidad” que me mandó el primer audio el mismo día que empecé con El camino del artista… El efecto de ambos al mismo tiempo están recalibrando mi forma de pensar de manera drástica.
Pero no me creas solo a mí.
¡Probalo!
Compartile este artículo a alguien que le gustaría hacerlo y empiécenlo. Después decime qué les parece.
Loreta says
Shapy estás creando magia…. ! Te diste cuenta??😍