Gracias por intentar. Gracias por abrirte. Gracias por seguir, incluso cuando se hace cuesta arriba.
Gracias por decir la verdad. Por poner el cuerpo. Por confiar en los demás. Por elegir el amor sobre el miedo. Por insistir en tu alegría. Por plantarte firme con lo que es importante para vos y en lo que crees. Por compartir tu inspiración y también lo que es difícil, y seguir de todas formas.
Gracias por estar acá, en este mundo, haciendo tu tarea, día tras día.
Significa un montón.
Está bien que te tomes un descanso. Por favor, tomátelo. Necesitamos que estés descansada para hacer lo que estás acá para hacer.
Con tu ejemplo, nos demostrás que también nosotros —el resto, que te ve, de cerca o de lejos— lo podemos hacer.
Tal vez no escuches siempre las gracias que te gustaría. Pero eso no quita que lo que haces es importante, que tiene impacto y que el mundo lo necesita. Que lo necesitamos. Necesitamos de tu amor, de tu empatía, de tu paciencia, de tu valentía, de tu creatividad, de tu verdad.
Tal vez hayan otros que no entiendan—que nunca lo entiendan. No importa. No hay que explicarle nada a nadie. Solo seguir haciendo lo que estás haciendo, confiando en que tiene un efecto dominó, incluso cuando no puedas verlo.
Nuestra forma de caminar deja un impacto, quieras o no, lo veamos o no. Generamos efectos a nuestro alrededor, cada uno de nosotros.
Te escribo para decirte que yo lo veo.
Nosotros lo vemos.
Nosotros te vemos. Vemos tu ejemplo. Y eso nos inspira a seguir por el mismo camino.
Gracias.
Así es como cambiamos al mundo.
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