María Luque es una ilustradora de Rosario, Argentina.
Me terminé de convertir en fan después de la campaña que hizo junto a Editorial Sigilo (a quienes entrevistamos) para publicar su novela gráfica La mano del pintor. En el libro se la pasa charlando con Cándido López, el artista argentino que retrató en sus obras la Guerra de la Tripe Alianza.
María y Cándido
Lo que me gusta de María Luque, además de su estilo único, es que se nota que se divierte haciéndolo.
Sus dibujos tienen elementos cotidianos que rompen esa barrera que a veces le ponemos al “arte” —algo inaccesible y para analizar—, cuando el arte en realidad no es otra cosa que un hacer de todos los días.
¿Cómo no morirme ante este típico bar de Buenos Aires? Las letras de la ventana me matan. Lo que daría por un lomito…
Libros, cafés, prestarle atención a lo que la rodea… ¿cómo no enamorarme?
O estos diálogos que escuchó persiguiendo a un grupo guíado dentro de un museo, que podrían ser parte de un logbook:
María Luque es una observadora que no juzga, que sabe maravillarse con lo cotidiano, que sabe que el arte no es más que responder al entorno. Esta actitud irradia de todas sus obras de arte, tal vez más de sus bocetos que comparte en su instagram y facebook.
Espiar su forma de mirar es un regalo.
Hace poco salió un libro de Amalia Andrade, otra artista cuyo trabajo respeto mucho, en donde Luque dibujó su mayor miedo:
O tal vez lo que más me gusta de su obra es su honestidad y foco a la sencillez, expresado con una voz (visual y verbal) limpia, auténtica y cálida. En un mundo donde todos nos parecemos un poco más en la guerra para conseguir likes, sus dibujos son un vientito fresco que entra por la ventana. Necesitamos todas las obras de María Luque posibles.
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