Durante mucho tiempo creí que mi autoexigencia era una virtud. Al fin y al cabo, era el motor que me llevaba para adelante.
Pero, ¿era realmente así?
Porque llegó un momento donde esa autoexigencia se convirtió más en un monstruo tentaculoso que en un motor. En algún momento dejó de serlo y se convirtió en obstáculo sin que yo me diera cuenta.
Su presencia en vez de empujarme, me llevaba a la parálisis completa.
Me atrevo a decir que—ahem—no soy la única a la que le pasa esto.
“No importa el resultado, lo importante es el proceso.” Hablo mucho acerca de esto. Y lo hago porque creo profundamente en esa afirmación.
Y también porque me la repito a mí misma, en otras áreas de mi vida donde no me sale tan fácil creerle. En otros aspectos donde mi autoexigencia es más dura y donde sí le importa el resultado.
Traigo este tema por algo: se acerca fin de año.
Oh sí. Sabemos lo que eso significa: acelere, mil cosas para hacer, balance de lo que fue el 2020, qué fue bien, qué fue mal, que hicimos y nos olvidamos, las metas que no cumplimos y las que vamos a ponernos ahora con más intensidad para el año que viene.
Así que, en esta carta de hoy, te propongo bajarle el volumen a esa autoexigencia.
Justamente porque se acerca el fin de año de un 2020 tremendamente especial. Un año que con toda su luz y oscuridad nos cambió profundamente: a nosotros, a nuestras comunidades, a nuestros sistemas y a muchas de nuestras creencias. La vida, en muchas formas, no va a ser como antes.
Quiero invitarte a que hagas una pausa para mirar atrás, para hacerlo con ojos amables y para darle un cierre.
Los cierres y los inicios son importantes.
No vivimos en un presente eterno, aunque a veces lo parezca. Estamos atravesados por una línea de tiempo mucho más amplia de la que reconocemos, y que incluso nos supera.
Tomarnos el tiempo para cerrar, para decir chau, para soltar es una forma de acompañar esos ritmos. Tomarnos un tiempo luego para iniciar, decir hola y elegir también.
Los rituales son una forma de recordarnos esa línea de tiempo. Que nosotros también somos parte de ciclos.
Esta invitación no es a que dejes el balance de año a un lado. Si no a hacerlo, pero con cariño, con suavidad y con una perspectiva más generosa.
Entonces te pregunto…
🔸 ¿Cómo podrías cerrar este año con menos autoexigencia y con más curiosidad? 🔸
Y si tenés ganas de compartir(te), contame respondiendo a este mail. ✨
Con cariño y hasta el próximo martes—
Sharon
PD. Este año fue una locura. Que estés sobreviviéndolo ya es un éxito rotundo.
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