Entonces cambiá tu mente.
La respuesta está ahí: ¿sos víctima de lo que te alimenta tu mente?
La única forma de ser libres —esto es importante, algo tan vital como la LIBERTAD— es alejándonos de la tortura que es nuestra mente las 24 horas. No descansa un segundo. Su taladro es constante y nos arrastra de un lado para otro sin que nos demos cuenta. ¿Por qué? ¿Por qué le damos tanto poder?
Somos víctima de un diálogo interior constante y peor aún: involuntario. Somos víctimas sin darnos cuenta. Pensamos que esta es la única forma de moverse en el mundo. De vivir con ansiedad y proyectando ilusiones en un futuro que nunca llega.
Necesitamos que alguien nos enseñe que esa no es la única forma de vivir.
Pasamos horas en describir y etiquetar lo que vemos ojos para afuera. ¿Qué si le dedicáramos la misma cantidad de tiempo a lo que pasa ojos hacia adentro?
La realidad interior es la realidad principal, no la que está afuera.
Si vivimos en constante miedo de que nos saquen el puesto —en nuestro grupo de familia, en nuestro trabajo, en la pareja— o si estamos convencidos de que el ser humano está hecho de material corrupto, eso es lo que vamos a encontrar.
La realidad externa es un reflejo de nuestra realidad interna. ¿No sería mejor proyectar algo más útil?
Una vez que empezás a observar, notás cómo se comporta tu mente. Te das cuenta de los pensamientos automáticos que te ofrece, los miedos con los que te amenaza y las percepciones que fabrica acerca de cómo funciona el mundo.
Observá con atención y sin interpretar lo que encontrás. La parte fundamental es no juzgar y en tener compasión. Solo mirá, con curiosidad.
De a poco, ese diálogo involuntario va dejar de ser inconsciente. Al escucharlo de cerca, lo iluminás con la mirada y, bajo esa luz, su poder se difumina. Sos consciente de lo que te pasa adentro. Y una vez que sos consciente, podés cambiar la programación.
Eso es todo. Eso es todo. Solo estáte ahí. Sé presente. Solo prestá atención.
Si sos consciente, dejás de ser esclavo. Rompés los esquemas mentales que nos controlan hace tiempo y dejás de ser víctima de las circunstancias…
Ser consciente significa elegir. ¿Y no es esa la vida que queremos? ¿Una vida que sea propia y absolutamente nuestra?
Observar = ser consciente = prestar atención = estar presente = estar agradecido
Preguntas que pueden ayudarte a observar cuando no tenés práctica:
¿Qué siento en este momento? ¿Me siento cómodo? No analices, solo observá. Si querés ver un ejemplo, mira lo que hice yo la vez que un amigo de Facebook compartió algo y yo me morí de envidia.
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